A menudo trazamos grandes planes con una distancia que no contempla las pequeñas cosas. Nos fijamos en el objetivo, pero no somos conscientes de que esas metas se componen de muchos pasos que hay que realizar con amor y en la voluntad de mejorar nuestra vida y la de los demás.
Como banda sonora, os propongo a Mercedes Sosa que nos canta la preciosa canción de las simples cosas:
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
Lo mismo que un árbol
En tiempos de otoño se quedan sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.Uno vuelve siempre
A los viejos sitios en que amó la vida,
Y entonces comprende
Como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple
Y a las cosas simples las devora el tiempo.Demorate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
Donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso muchacho no partas
Ahora soñando el regreso,
Que el amor es simple
Y a las cosas simples las devora el tiempo
Esto es especialmente importante en el ámbito de las relaciones personales, cuya calidad y sentido dependen de pequeños detalles diarios como escuchar al otro o preparar sorpresas cotidianas que mantengan viva la llama de la ilusión.
Cuando cuidas y sabes cuidar a la otra persona, se establece una relación de dar al otro sin esperar nada a cambio, porque te sale de manera natural y espontánea. A veces, una notita de amor, un abrazo, una pregunta para saber qué tal has dormido, como está tu pierna. Simplemente saber que alguién está pensando en tí y te va a cuidar o que tú estés pensando en alguién y vas a cuidar a esta persona.
Y no hace falta que sea tu pareja, lo puedes hacer con todos tus seres queridos.
Me acuerdo de pequeña, escribía cartas de amor a mi madre, a mi abuela y a mi tía. Cuando me iba de vacaciones a casa de mi padre, escribía todos los días haciendo dibujos de corazones y les decía que les quería mucho. Unos 30 años después (no voy a poner la fecha exacta para que mi edad siga siendo un misterio!!) siguen conservando estas notitas de amor.
Me he dado cuenta que me gustaba cuidar. Me hace tanta ilusión anticipar el momento en que un ser querido va a descubrir la sorpresa que le tengo escondida en la casa o que le espera en su puerta. No tiene que ser algo material. Pero algo que has hecho tú con amor, tiene más valor emocional que un regalo caro.
Me encanta que me cuiden también. Cada vez que vuelvo de viaje, mi adorada vecina, me suele dejar una notita en la puerta con un «welcome back home sweetie» y una tableta de chocolate. Qué detalle más amoroso y agradable cuando llevas varias horas de viaje y llegar a casa de verdad. 🙂
Cuando trabajo también me gusta cuidar los detalles, me emociono al ingeniar una nueva idea, algún detallito que voy a regalar a los participantes de un retiro, algo que les sorprenda y les guste, algo que les haga sentir especiales, porque lo son.
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