Vida y muerte – El eterno ciclo del renacimiento
Muchas tradiciones hablan de reencarnación, de vida después de la muerte, hasta de resurrección. ¿Pero porque nos da tanto miedo la muerte? ¿Hay vida después de la muerte?
“No es que me asuste la muerte. Es tan sólo que no quiero estar allí cuando suceda”–Woody Allen
En realidad, lo que nos asusta es el cambio. Queremos desesperadamente que todo continúe incambiado, de la misma forma que creemos que las cosas permanecerán siempre las mismas. Pero esto es un engaño que desgraciadamente muchos de nosotros construimos en la vida. En nuestra mente los cambios equivalen siempre a pérdidas y sufrimientos. Pero no siempre es así.
¡El único aspecto permanente de la vida es el cambio! – Buda
Nos asusta la perspectiva de cambios, en realidad nos asusta la vida, porque aprender a vivir significa aceptar y aprender de los cambios. La muerte es el momento de la prueba espiritual más importante. En el momento de la muerte no podemos escapar de quien verdaderamente somos. Según la tradición yóguica, nuestro ser real, nuestra alma es inmortal y su existencia eterna. Solamente estamos de paso por la Tierra, es
como un hotel que nos acoge, no es nuestro verdadero hogar. Una vez que termina nuestra estancia en la Tierra, nuestro cuerpo pránico se va, empezamos a ver en 3 segundos la película de nuestra vida (¿Por qué viniste a la Tierra y por qué tuviste esta vida en particular? ¿Que es lo que hiciste? Ves tu vida entera ¿Realizaste el propósito por el cual veniste a la Tierra?). Después de estos 3 segundos, el alma entra en el cuerpo sutil y se van como una unidad experimentando un viaje a través de una espiral. Esto sucede 3 o 4 días después de la muerte. Después el alma y su cuerpo sutil cruzan el campo electromagnético de la Tierra y entran en los Eteres azules, a no ser que el alma se quede muy apegada a la Tierra y no pueda elevarse.
Tú eres inmortal
Cuando fallece alguién, en los círculos kundalineros, cantamos un mantra: «AKAL» (inmortal). Este mantra ayuda a las almas a cruzar este campo electromagnético y elevarse. Se puede hacer entre 3 y 17 días después de la muerte. Con este mantra, alentamos al alma diciendole: «Tú no te moriste. Continúa y sigue. Yo te dejo ir».
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